viernes, 27 de noviembre de 2009

Mera 'palabrería' (I)

viernes, 27 de noviembre de 2009
Siguiendo el consejo del profesor Miguel Ángel Puche, y tras haber considerado que éste era muy acertado, me dispongo a inaugurar una sección para que publiquemos sobre el origen y el uso de determinadas palabras. Principalmente relacionadas con los medio de comunicación, aunque todo el dominio de la lengua es el sembrado del periodista.

Para empezar voy a hablar de dos palabras que sacó a colación, el también profesor de la facultad, Antonio Parra: obsceno e hipócrita. Ambos adjetivos son pensado en nuestra sociedad con inevitables connotaciones negativas e incluso de desprecio, pero si aceptamos el significado de sus etimologías vemos que definen un todo mientras que son excluyentes; sólo se puede ser obsceno o hipócritra y no se puede dejar de ser alguna de ellas en un determinado momento.

Lo obsceno procede de ob (fuera) y scenus (escenario), así que el latín obscenus hacía referencia a lo que no es actuado o fingido, lo que debe quedar (o simplemente queda) fuera de la escena. Por el contrario hipócrita procede del griego hypokrites que significa actor. Por eso lo utilizamos para aquellas personas o cuestiones que ocultan su verdadera cara.

Podríamos decir que el contrato social (en palabras de Rousseau) obliga a que nos comportemos frente a los demás siguiendo un protocolo de pensamiento pero también de conducta, compartiendo un mundo de la vida (en palabras de Habermas) que haga posible el entendimiento y el respeto; cuando no hay dos personas ni situaciones ni momentos iguales por naturaleza. De ahí la connotación negativa de lo obsceno, en tanto que es personalmente sincero es lo contrario de un agente cohesor.

Podríamos decir que el concepto de periodismo como cuarto poder descansa (inquieto y atento) sobre el deber de denunciar aquellas actividades que demuestran abuso de poder o menosprecio hacia las personas que se representa. La mentira urdida con la pretensión de obtener un beneficio propio (económico, emocional, social, familiar, jerárquico o situacional en el plano del poder...) es lo que hace de la hipocresía un valor tan denostado, cuando es una constante del hombre para posibilitar lo social.

Dejo aquí esta reflexión (en gran parte de Antonio Parra) sobre cómo las connotaciones que ganan terreno en algunas palabras al final gobiernan el todo, hasta tal punto que tanto obsceno como hipócrita no encuentran en el DRAE a día de hoy una acepción positiva, natural o funcional. Ni una cara amable en la calle y el día a día.

3 comentarios:

Gonzalo Gómez Montoro dijo...

Interesante reflexión lingüística, Qcompson. Te felicito a ti y a tus compañeros de blog. Espero que sigáis con el buen nivel que le estáis dando a esta bitácora tan interesante.

Un saludo,
Gonzalo

Anónimo dijo...

Obscenamente hipócrita XDXD

Muy interesante el post y el blog en general. Seguid con esta sección, me gusta mucho.

Me encantan las palabras. Utilizando el término de los poderes, diría que las palabras realmente mueven el mundo, al menos de manera sutil y significativa. Lo llamaría el primer poder, el de la palabra.

"Dadme una pluma y moveré el mundo" sería la frase a decir.

Es algo típico que se cambie el significado de las palabras, al igual que se adapten a los tiempos adquiriendo connotaciones varias.

Ahora mismo resulta denigrante e insultante llamar a un homosexual, marica o maricón.

El lenguaje políticamente correcto está acabando con el lenguaje propiamente dicho.

PD: El link de hipócrita es el mimso que el de obsceno. :)

Saludos Buhonianos.

Tomás ILiescu desde La Guarida.

QCompson dijo...

Hola Gonzalo, gracias por tu comentario. Yo estoy pendiente de la siguiente entrega de tu relato en aguasdeceniza, te estás conviertiendo en un escritor comercial que publica por entregas. No me gusta comentar hasta que no está terminado, pero de momento pinta muy muy bien. Por favor, sigue visitándonos que nos hace muchas ilusión y si no quieres ser colaborador mándame correos con ideas o textos que te interesaría que sacáramos.

Gracias a ti también Tomás "el búho", por tus comentarios y por la detección del fallo, ahora mismo edito la entrada. Me ha hecho mucha ilusión conectarme y ver todo lo que has participado. Ya tengo pensada alguna entrega más de esta sección de cara al futuro, pero hay que decir que no soy lingüista ni nada que se le parezca, así que se aceptan sugerencias. Para eso está nuestro correo.

 
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