miércoles, 17 de febrero de 2010

Más Se Perdió En Chile

miércoles, 17 de febrero de 2010
Quizá (si es que tiene que haber una razón) a causa de la apretada agenda de los medios de comunicación, especialmente a raíz del terremoto de Haití, considero que se han venido dejando huérfanos ciertos temas de la actualidad. Me refiero a temas ineludibles de primera línea a los que se les dotó de un determinado tiempo (espacio) pero de poca profundidad, sobre todo en la televisión (desconozco el papel de la radio).

Saldar las Elecciones Presidenciales chilenas del pasado 17 de enero (llego yo también un mes tarde), en su última vuelta, con un: “Vuelve a gobernar la derecha, cosa que no sucedía desde Pinochet”, conforma un paisaje pobre y falaz de la realidad política de Chile. El país andino es un caso perfecto para contrastar los estudios de Seymour Lipset, según el cual no hay como una buena economía para asentar una democracia; no cabe duda de que la chilena es una de las más fuertes (si no la que más) de toda Latinoamérica, pero eso no ha impedido que desde que Pinochet ‘abandonara’ su régimen autoritario oficialmente se haya producido un largo período que más ha tendido de electoral que de democrático. Por esto, no considero conveniente permitir que los medios den la sensación de que desde Pinochet a Piñera ha existido un largo período de democracia con gobierno libre del centro-izquierda, puesto que no tiene demasiado de verdad en el fondo, si bien cumple rápida y cómodamente con la forma para poder hablar de otras cosas.

El caso chileno se parece al español en la medida de que el fin del régimen nació desde el propio sistema dada la debilidad de la oposición, mas el proceso en ambos países se produjo de muy diferentes maneras. Fundamentalmente es necesario recordar que la actual constitución chilena fue redactada unilateralmente desde las filas autoritaristas en 1980 y aprobada en un plebiscito de dudosa transparencia dado el tiempo que le tocó vivir. Una constitución con nueve años de dictadura a sus espaldas difícilmente puede recoger el sentir libre y democrático. Sólo a ritmo de plebiscito se ha enderezado su orientación a partir de 1989. Pero, y aquí es donde considero que nos han fallado muchos de nuestros medios, no es hasta 2005 cuando se dan los pasos necesarios para dejar atrás por fin el entramado burocrático-militar-opresivo del pasado. Este año se realizan las siguientes reformas (entre otras que no vienen al caso):

  • Eliminación de los senadores designados y vitalicios. Frente a 38 elegidos había nueve senadores pre-designados pertenecientes, entre otros cuerpos, a las Fuerzas Armadas y se concedió el título de senador vitalicio a dos ex Presidentes de la República (uno de ellos, Augusto Pinochet).
  • Facultad de gestión y destitución de los Comandantes en Jeje. El Presidente de la República finalmente adquiere la postestad para gestionar los puestos de los Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas y del General Director de Carabineros mediante notificación al Congreso. Antes dichas decisiones se votaban en el Consejo de Seguridad Nacional. Esto es que el ejecutivo tiene poder total sobre el Ejército y no al revés.
  • Modificación del citado Consejo de Seguridad Nacional. Pasa a ser un organismo asesor (como nuestro Consejo de Estado pero centrado en temas de seguridad) que sólo puede convocar el Presidente. Antes tenía poder de decisión en algunas cuestiones como "hacer presente, al Presidente de la República, al Congreso Nacional o al Tribunal Constitucional, su opinión frente a algún hecho, acto o materia que, a su juicio, atente gravemente en contra de las bases de la institucionalidad o pueda comprometer la seguridad nacional" y sobre todo era un recordatorio de la amenaza golpista pues podía ser convocado por dos cualquiera de sus miembros con el fin de frenar al gobierno de turno y velar por un quehacer político más ‘adecuado’.
  • Los hijos de chilenos nacidos en el extranjero (muchos exiliados o huidos de la dictadura) ya no tienen que residir un año en el país para obtener la nacionalidad.

A pesar de los pasos dados y de que tras 16 años de transición (fundamentada en un espejismo centroizquierdista lleno de limitaciones como se infiere de los comentado de arriba) por fin podemos entender que Chile es una democracia en vías de consolidación (de vuelta hoy al manto protector de la derecha a la hora de perder la tutela del Ejército), quiero hacer algunas matizaciones en materia social y de derechos demostrando que “el dinero no da la felicidad” ni llegar al ‘Primer Mundo’ debe ser el único objetivo de un país en transición puesto que reforma política y reforma económica no son la misma cosa.

  • Los chilenos residentes en el extranjero no pueden ejercer el derecho al voto. Esto nos lleva de nuevo a la cuestión de los exiliados y huidos de la represión en los años del régimen burocrático-militar.
  • Estando permitido desde 1931 para salvar la vida de la madre, en 1989 (sí, han leído bien, 1989) se prohibió el aborto bajo toda circunstancia. En la actualidad sigue siendo una práctica ilegal.
  • Chile tuvo que esperar hasta finales de 2004 para ver legislado el derecho al divorcio. Quince años después de lo que han llamado nuestras televisiones un gobierno de centro-izquierda, incoherente sin saber lo que he expuesto, ¿verdad?
  • En la actualidad, no pueden votar los chilenos que cumplen penas ‘aflictivas’, las cuales no sólo incluyen a criminales sino delitos con penas superiores a 3 años. Parece un claro vestigio del recorte de libertades para los presos por secesión, rebeldía o, en definitiva, activismo político inconveniente.

En cuanto al título de la entrada, no quiero que se me malinterprete, considero que cada país tiene su tempo y vive su devenir en función de circunstancias y acciones puntuales. Y ahora, sabiendo que en aquel momento Pinochet era senador vitalicio, entiendo mejor la protesta desde Chile contra el intento de procesarlo por parte de Baltasar Garzón, ya que éste atentaba contra una estructura política inmersa en su propio proceso que siempre debe prevalecer por el principio de soberanía. Aunque no deja de repugnarme ciertas voces que, al final, estaban justificando sus crímenes.

No podemos saber cómo hubiera sido el país si se hubiera permitido (por parte de los golpistas y por parte de ciertas potencias internacionales) a Salvador Allende gobernar ni sabemos qué tal presidente será Sebastián Piñera, “el empresario”. Pero en materia ideológica entre el discurso del antepenúltimo presidente puramente democrático (1970-1973) y el actual (2010-) media una abismo, de por medio quedaría la legislatura de Michelle Bachelet entre 2006 y 2010. Una prueba más, en mi opinión, de que los presupuestos de Lipset tienen excepciones y de que la historia también da pasos hacia atrás.

Os dejo un par de vídeos:





3 comentarios:

Julio dijo...

La derecha chilena asumirá el poder en forma democrática por primera vez en más de medio siglo y luego de 20 años de haber terminado de colaborar con Pinochet. Su poder será casi total y será apoyada por todos los grandes medios de comunicación.

QCompson dijo...

Hola Julio, gracias por tu comentario, deduzco que eres chileno o al menos latinoamericano. Pero insisto que de estos 20 años formalmente el autoritarismo militar ha estado presente 15 de ellos a raíz de la Constitución de 1980 y el papel de órganos como el COSENA.

Yo escribo desde España, de modo que a los medios que me refiero es a los de aquí. Sería muy interesante que no explicaras como es el entramado mediático allí.

Un saludo.

QCompson dijo...

...que nos explicaras cómo es el entramado mediático allí. (quise decir)

 
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