miércoles, 24 de marzo de 2010

Kurosawa Mon Amour

miércoles, 24 de marzo de 2010
Ayer se cumplió el centenario del nacimiento de Akira Kurosawa (a quien ya parafraseé no hace demasiadas entradas en otro homenaje a Jean Renoir), sin duda el más conocido de entre los cineastas japoneses. Muchas de sus cintas quedarán en el recuerdo, por lo menos en el mío. Su cine fue uno de los pilares sobre el que construí mi gusto por el Cine con mayúsculas y tengo la certeza de que lo será para mucho otros nuevos cinéfilos en el futuro. Mis preferencias sobre sus cintas, su riqueza y saber hacer en diferentes géneros, haberse inspirado en Ford o Shakespeare y el haber sido objeto de inspiración para Star Wars o Sergio Leone son sólo algunas de las caras dentro de la riqueza poliédrica de su obra. Pero si algo hubiera que destacar de entre sus logros, me quedaría con haber descubierto a occidente el cine oriental (sobre todo después de ganar con Rashomon el León de Oro de Venecia, aparte del Oscar a la mejor película extranjera) tanto en forma de películas concretas como de un todo original que hoy día apabulla en los grandes festivales de todo el mundo.

Por esta capacidad globalizadora, no sin antes remarcar su enorme caudal narrativo, visual y emocional (los descubrí en ese orden), me dispongo a ofreceros algunos fotogramas de un buen puñado de películas japonesas maravillosas siendo consciente de que ni son todas las que están ni están todas las que son, pero que no por eso dejan de ser indispensables.

Esperamos en los comentarios vuestros recordatorios a vuestros largometrajes favoritos del país del sol naciente.

Historia de los Crisantemos Tardíos (1939, Kenji Mizoguchi):
Kabuki y la cuestión artística a ritmo de planos secuencia.


El Perro Rabioso (1949, Akira Kurosawa):
Filme policíaco sobre el honor. Uno de los primeros grandes thrillers.


Rashomon (1950, Akira Kurosawa): Duelo magistral
"en el bosquecillo" para recrear un cuento tradicional japonés.


Vivir (1952, Akira Kurosawa): Una de las historias más enternecedoras de
Kurosawa. En proceso de ser destrozada por un remake de Hollywood.


Cuentos de la Luna Pálida de Agosto (1953, Kenji Mizoguchi): Enamorarse
de una princesa muerta y otras ficciones reales en tiempos convulsos.


Los Músicos de Gion (1953, Kenji Mizoguchi): Hay ocasiones en las que
una niña aspirante a mujer tiene que hacer lo que tiene que hacer.

Los Siete Samuráis (1954, Akira Kurosawa): Posiblemente su película más
conocida. Historia épica que sintetiza la lucha ente el bien y el mal.


El Intendente Sansho (1954, Kenji Mizoguchi):
Una de las cumbres del melodrama oriental de época.


Trilogía del Samurái (1956, Hiroshi Inagaki): Historia en tres entregas del
legendario espadachín Miyamoto Masashi, resumible en: bestia, hombre y duelo.


Trono de Sangre (1957, Akira Kurosawa):
El mejor Macbeth de la historia del cine, pasando sobre Welles y Polanski.

Buenos Días (1959, Yasujiro Ozu): Entre el neorrealismo y la comedia a costa
de las absurdas convenciones y cotilleos de la vida de barrio. Oda a la televisión.


Otoño Tardío (1960, Yasujiro Ozu): Con el tema central de la soledad, la de un padre tras verse obligado a casar a su hija. Planos detalle como el de la manzana encarnan la introspección de los personajes.

Dersu Uzala (1975, Akira Kurosawa): Las grandes
historias sobre la amistad se forjan en las ventiscas.


La Balada de Narayama (1983, Shohei Imamura): Relato mediaval sobre un poblado con
la costumbre de abandonar a sus ancianos a partir de una edad. ¿Problemas con las pensiones?


Ran (1985, Akira Kurosawa): Adaptación de El Rey Lear, explosión de color
con Kurosawa pasando los setenta y con la vista muy disminuida

La Anguila (1996, Shohei Imamura): El hombre
que mató a su esposa merece ser feliz


The Bird People in China (1998, Takashi Miike): Cine de aventuras
del bueno, entre película de yakuzas y En Busca del Templo Maldito.


El Verano de Kikujiro (1998, Takeshi Kitano): La poesía del
viaje, ese subgénero revalorizado por la cinematografía.


Dolls (2002, Takeshi Kitano): Un ejemplo de la pureza
estética del cine oriental en el nuevo siglo.


El Ocaso del Samurái (2002, Yôji Yamada): El arte de la
katana corta es como la sabiduría, eterno.


BONUS:

Un recordatorio para el anime, una manifestación más de la colonización de la cultura japonesa. Difícil citar sólo una película de este tipo, pero me quedo con La Princesa Mononoke (1997, Hayao Miyazaki) por su animación perfecta, por ser de Miyazaki, por su trasfondo ecologista universal y por frases como: "¿Y tú dices que estás maldito? El mundo entero lo está".

4 comentarios:

AIDA dijo...

A mi me gustaba esa en la que salía Kikunosuke!!!!

QCompson dijo...

La del actor, ¿no? Creo que es la de la Historia de los Crisantemos Tardíos. La tengo en DVD. :D

Jenofonte dijo...

Habría que agregar "Sueños" (1990), excelente película.

QCompson dijo...

Gracias por tu consejo Jenofonte. Es una de las que tengo pendientes. En cualquier caso soy muy consciente de que me he dejado un montón de Akira y de muchos otros por eso está tan bien que haya quien dé su opinión.

Un saludo y suerte con la Anábasis.

 
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